1. Prácticas ciudadanas basadas en derechos y deberes: La democracia no es solo un sistema de gobierno, sino un estilo de vida donde los derechos y los deberes están equilibrados. Involucra desde el respeto por los derechos de los demás hasta cumplir con responsabilidades como votar, respetar las leyes y participar en la comunidad.
2. Responsabilidad tributaria: Los ciudadanos deben contribuir económicamente a través de impuestos, lo cual es fundamental para financiar servicios públicos (salud, educación, infraestructura) y mantener el bienestar social. Esta responsabilidad es solidaria y equitativa, donde todos aportan según sus ingresos.
3. Participación social y política: Incluye el derecho y el deber de los ciudadanos de involucrarse en actividades que afectan a la sociedad, como votar, participar en organizaciones sociales o movimientos políticos, y colaborar en la toma de decisiones que mejoran la comunidad y la nación.
4. Buenas relaciones interpersonales: Fomentan la cooperación, el respeto mutuo y la comunicación efectiva en la sociedad. Implica desarrollar habilidades como la empatía, la escucha activa, el respeto a las diferencias y la capacidad de resolver conflictos de manera constructiva.
5. Respeto a la libertad ajena: Consiste en entender que cada individuo tiene derechos y libertades que deben ser respetados. Esto implica rechazar actitudes autoritarias, la imposición de creencias o prejuicios, y promover la tolerancia y la diversidad en las interacciones sociales.
6. Deliberación, consensos y disensos: La deliberación permite el análisis y la discusión reflexiva sobre temas de interés común. El consenso busca acuerdos en los que todas las partes estén de acuerdo, mientras que el disenso reconoce la importancia de respetar las opiniones diferentes, lo cual enriquece la democracia y permite una toma de decisiones más inclusivas.
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